miércoles, 17 de junio de 2009

Momento off topic: The Reader (El Lector)



Creo que es el momento de darle algo más a este blog, algo que no puedo daros comentando qué conjunto de ropa me gusta más o que es lo último, mi amor por el cine. Hoy, dando un cambio de rumbo a este blog, os voy a hablar de la última pelicula que me ha dado algo más, The Reader (El Lector)

Su director Stephen Daldry, lo conocemos de películas como Las Horas o Billy Elliot y la verdad es que no defrauda en ninguna de sus obras. The Reader cuenta con un reparto de lo más jugoso, en el papel de Hanna Schmitz tenemos a la polifacética Kate Winslet, al desconocido David Kross como el Joven Michael Berg y a Ralph Fiennes como Michael Berg.

La cinta cuenta con dos partes claramente diferenciadas. En la primera nos encontramos una naracción mucho más sexual y sensual que a hace pensar en la Lolita de Nabokov, puede que a muchos esto os parezca una salvajada, pero la figura de lolita, de esa chica adolescente considerada un pecado sexual se traslada al joven Michael. La fantasía sexual de estar con un adolescente también aparece en el caso de la mujer con un componente instructivo, es fácil desear enseñar a un joven el arte del amor, éste quedará eternamente enamorado de su diosa afrodita, como es el caso de Michael, quien es incapaz de continuar su vida amorosa y sexual tras su relación con Hanna. Aunque no sólo nos encontramos una relación carnal sino un intercambio de placeres, Hanna ofrece su sexualidad a cambio del placer de escuchar historias como la Odisea.

Por otro lado, tenemos un entramado mucho más fuerte y agresivo donde descubrimos la participación de Hanna en campos de concentración Nazi como guardiana, lo que supone un trauma tanto para el espectador como para el propio Michael. Esa mujer, algo arisca y fría pero que se emocionaba con las historias que su amante furtivo le contaba, aparece como una cruel ayudante del exterminio nazi. Poco a poco descubriremos que las cosas no son tan sencillas, sino que el analfabetismos moral y ético de Hanna hace que no se plantee si lo que esta haciendo es correcto o no, sino que se plantea cuál es su función como guardiana y no como ser humano, lo cual aprenderá años más tarde.

El final, liberador para ambos, necesario y bello.

Una cinta obligada para este verano

sábado, 11 de abril de 2009

La vuelta al cine



Si alguien me hubiese dicho hace un par de años que me dedicaría a la evasión a través del cine nunca le hubiese creído.

Siempre he apostado por un cine reflexivo o mágico que trastoque tu mundo aunque sea por unos minutos. Un cine que haga que al levantarte de la butaca, sillón o silla, no te permita mantener una conversación alejada de lo que acabas de vivir, porque no se trata sólo de ver y oír, sino de vivir. Pero hace ya un par de años, seguramente muchos más, he evitado cualquier película reflexiva, mágica o absorbente, para caer en el mundo de la evasión y la distracción, lo cual no está nada mal y es necesario en un mundo tan incontrolado, pero siempre necesitamos nuestras pequeñas dosis de creatividad o magia para despertar nuestra vocecilla interior que nos hace sentir algo diferente a lo cotidiano, algo mágico que hace que queramos crear algo nuevo, fruto de nuestra reflexión intelectual, artística o emocional, y que, casi como un parto, hemos estado gestando durante meses pero nos hacía falta madurarla para poder compartirla con los demás o sólo con nosotros mismos.

De esto hemos pasado a esto

Del amor de Leconte hemos pasado al amor estadounidense de la típica comedia romántica, lo cual no está mal, es cine de consumo, entretenido que sirve para evadirte de la rutina y que puedes compartir en cualquier momento, mientras que Leconte no hace que te evadas sino que te impliques en una idea, un sueño o una manera de vivir.

Por todo esto y mucho más he llegado a la conclusión de que necesito ambos cines. Quiero una comedia romántica que me haga pasar un buen rato, un thriller que te mantenga alerta, un poco de ciencia ficción dotada con la tecnología necesaria como para ansiar ir al cine, y a la vez quiero ver historias de amor poco corrientes, como la de Elizabeth y Jeremy en My Blueberry Nights", o la de Adele y Gabor en “La Chica del Puente”, algo de realismo como el de Mohammad en el "El Color del Paraiso", un poco de DOGMA, un thriller al estilo Oldboy (2003), a Isabel Coixet contando historias, a los “Ángeles caídos” de Kar Wai Wong y una buena comedia al estilo de “Cómo ser John Malkovich”, necesito volver a ser la chica que vuela de “El Lado Oscuro del Corazón”.

jueves, 19 de febrero de 2009

Mis Relatos del pasado

“Un nadie”

Un nadie se levanta por la mañana y busca en el espejo a un ser, pero nunca encuentra a nadie. Desayuna ante la palpable soledad de no estar con nadie; una taza de café y quizás una tostada para acompañar. Mientras el café encuentra una compañera perfecta, a Un nadie nadie le acompaña.
El día pasa y pasa, la vida termina, sin que nadie reconozca la existencia de Un nadie.
Pasos solitarios, miradas que no ven, pisadas que no se sienten, día tras día, la vida termina.
La noche de Un nadie no es muy distinta al día; tumbado en la cama Un nadie se hunde en el colchón, se pierde en él, ya que ni el mismo colchón reconoce que hay alguien que descansa sobre su cuerpo. Nadie sabe lo que siente Un nadie porque nadie sabe que existe, quizás ni el mismo sepa que existe. Tanto tiempo condenado a la no-exitencia, al no-reconociemiento, a que nadie valore lo que Un nadie es, que ya ni él mismo se reconoce como algo que forma parte de un algo, algo que, por supuesto, no conoce porque nadie le ha dejado formar parte de algo.
Desde el mismo momento de su nacimiento un nadie pasa de haber nacido a ser un ser nonato, un ser que no existe, ya que de Un nadie a un ser que No existe hay un paso, paso que se da cuando el mismo Un nadie reconoce que no es nada para nadie, quizás eso es lo único que lleve la palabra reconocido en su vida, todo termina.

Tras años de que nadie saludará a Un nadie, que fácil es poner una cara amiga, de que nadie le diera un abrazo, nuestro personaje, que no amigo, murió, solo, nadie fue a su entierro porque nadie supo nunca que existió.


Nadie puede morir si nunca existió.
Nadie puede vivir sin nunca nació.
Nadie existe si nadie ve su existencia.
¿Quién eres? Un nadie.....


UN ESPECTADOR CASUAL



Antonio es un hombre normal, con un nombre normal y una vida normal.
Todas las mañanas se levanta a las siete para ir a trabajar.
Tiene cincuenta años, veinticinco de ellos los ha pasado al lado de María.
Nunca tuvo grandes sueños y si los tuvo ya no se acuerda.

Día tras día se pregunta quién es ese al que algunos llaman papá, otros Antonio.
Nunca hizo grandes cosa y si las hizo ya no se acuerda.
Tiene cincuenta años, treinticinco de ellos los ha pasado trabajando.

Cada mañana mira a su mujer y busca en sus ojos rastros de su existencia
Tiene cincuenta años y no recuerda cuando los vivió.
Es un hombre normal, con una vida normal.