sábado, 11 de abril de 2009

La vuelta al cine



Si alguien me hubiese dicho hace un par de años que me dedicaría a la evasión a través del cine nunca le hubiese creído.

Siempre he apostado por un cine reflexivo o mágico que trastoque tu mundo aunque sea por unos minutos. Un cine que haga que al levantarte de la butaca, sillón o silla, no te permita mantener una conversación alejada de lo que acabas de vivir, porque no se trata sólo de ver y oír, sino de vivir. Pero hace ya un par de años, seguramente muchos más, he evitado cualquier película reflexiva, mágica o absorbente, para caer en el mundo de la evasión y la distracción, lo cual no está nada mal y es necesario en un mundo tan incontrolado, pero siempre necesitamos nuestras pequeñas dosis de creatividad o magia para despertar nuestra vocecilla interior que nos hace sentir algo diferente a lo cotidiano, algo mágico que hace que queramos crear algo nuevo, fruto de nuestra reflexión intelectual, artística o emocional, y que, casi como un parto, hemos estado gestando durante meses pero nos hacía falta madurarla para poder compartirla con los demás o sólo con nosotros mismos.

De esto hemos pasado a esto

Del amor de Leconte hemos pasado al amor estadounidense de la típica comedia romántica, lo cual no está mal, es cine de consumo, entretenido que sirve para evadirte de la rutina y que puedes compartir en cualquier momento, mientras que Leconte no hace que te evadas sino que te impliques en una idea, un sueño o una manera de vivir.

Por todo esto y mucho más he llegado a la conclusión de que necesito ambos cines. Quiero una comedia romántica que me haga pasar un buen rato, un thriller que te mantenga alerta, un poco de ciencia ficción dotada con la tecnología necesaria como para ansiar ir al cine, y a la vez quiero ver historias de amor poco corrientes, como la de Elizabeth y Jeremy en My Blueberry Nights", o la de Adele y Gabor en “La Chica del Puente”, algo de realismo como el de Mohammad en el "El Color del Paraiso", un poco de DOGMA, un thriller al estilo Oldboy (2003), a Isabel Coixet contando historias, a los “Ángeles caídos” de Kar Wai Wong y una buena comedia al estilo de “Cómo ser John Malkovich”, necesito volver a ser la chica que vuela de “El Lado Oscuro del Corazón”.