sábado, 10 de febrero de 2018

Simplemente carligochi, ésta soy yo.


Llevo un tiempo con la necesidad de escribir esto. Una necesidad creada por los constantes juicios a los que me he visto sometida. Si ya las madres son juzgadas constantemente y sin ninguna impunidad, una madre que no está dentro de lo que hace la mayor parte de ellas se ve abocada una vorágine de juicios que pueden llegar a hundirte, aunque siempre te vuelvas a levantar a la mañana siguiente.
Primero tengo que dar dos datos, Julia todavía no está escolarizada y la educación obligatoria está comprendidas entre 6 y 16 años, y otra cosa muy diferente es que la mayor parte de niños entren en la escuela a los 3 años con una falsa idea de que sino no socializarán. ¿Qué pasa con todos esos abuelos que no fueron a la escuela o fueron en edades más avanzadas?, ¿acaso son seres asociales?. A parte de que sea un manera muy artificial de socializar, sólo con un número determinado de niños que tienen que ser de tu misma edad y seguramente estatus social. Me imagino de mayor preguntando en qué año naciste, a no, lo siento, yo soy del 81, no podemos ser amigos. Algo que veo sucede en los parques producto de esa manera de clasificación.
Por otro lado, la necesidad de escolarización surgió en un momento dado donde la analfabetización era altísima y era una necesidad para una sociedad que ya no existe, ahora la posibilidad de acceder al conocimiento por otro medios que no sean la escuela es altísimo y mucho más rica. Pero eso es otra historia, y no voy a entrar en eso.

De lo que quiero hablar es de que tan válida es la familia que lleva a su bebé de 4 meses a la guardería, como la que decide no escolarizar hasta los 6 años, que repito es la edad obligatoria (pregúntense porqué en todos los países empieza en torno a los 6 años, acaso no deberían estar los niños hasta esa edad simplemente jugando)
Esa decisión es producto de circunstancias familiares, económicas y personales y debería ser respetada por el resto de individuos. Pero parece ser que en el momento en el que no haces lo que se espera de ti, das derecho al resto de individuos a que te juzguen cuando y como quieran. Algo que no se me ocurriría hacer cada vez que una madre me habla de a qué cole va su hija. Imaginaos que empiezo a soltar una charla sobre la perdida de libertad y movimiento, sobre lo artificial que es, sobre el aprendizaje guiado por el niño, por lo absurdo que resulta pensar en una hora de siesta igual para todos, como si fuésemos robots que se pueden programar. Pues no, no lo hago, porque esa familia ha tomado esa decisión porque es lo que creen mejor para su hija, porque hacerlo así dañaría a esa persona y porque no todos tenemos la misma visión del mundo o queremos vivir de la misma manera.

Cuando suceden estas cosas, qué cosas os preguntaréis, pues situaciones en las que tu hija es maravillosa, todo el mundo está encantado con ella, con su naturalidad e inteligencia, pero le preguntan por el cole, ella responde que no va al colegio y por arte de magia la niña que les había enamorado hace un momento empiezan a crecerla tres brazos por no ir al colegio, encoje y casi desaparece.
Cuando suceden estas cosas y acabo llorando en mi habitación siempre tengo ganas de decir lo siguiente:

Llevo más de cinco años acompañando a Julia. Antes de que naciese leí mucho sobre cómo se desarrolla el cerebro de los peques, las fases por las que ha de pasar y como acompañarla de manera respetuosa, y así lo he estado haciendo. En ningún momento me planteé que no iría al colegio, pero ella no estaba preparada, no era eso lo que necesitaba y yo seguí acompañándola. Aquí podría hablar de que es una niña muy sensitiva y con una sensibilidad impresionante, pero eso es otra historia.
Hoy en día ya está preparada y es ella la que ha decidido que es el momento. Lo mismo sucedió con dejar el pañal, la lactancia y muchas cosas más. Nosotros hemos acompañado su desarrollo natural que es único y diferente para cada niña.

En estos cinco años he buscado prácticamente a diario ofrecerle espacios y actividades que le resultasen atractivas al momento en el que estaba. Siempre usando la idea de tirar del hilo. Hemos hecho todo tipo de experimentos cuando sentía una especial atracción por el mundo de la ciencia, los cuales hemos complementado con visitas a museos y libros, siempre libros, muchos libros.
En su etapa de diseñadora de moda, cosimos, diseñamos, visitamos el museo del traje y seguimos investigando sobre la moda.
Hace poco estaba totalmente fascinada con la robótica y quería diseñar y programar un robot. ¿Qué hicimos?, aprendimos a programar, hicimos diseños de como quería que fuese.
Vamos a la biblioteca cada semana y cogemos 8 libros que leemos mínimo una vez al día.
Siempre pintamos, y seguimos pintando.
Cada noche leemos antes de dormir y por el día siempre buscamos un momento para leer.
Bailamos, vamos a parques y hacemos todo tipo de manualidades.
Julia ha escrito sus propios cuentos, con sus ilustraciones y su historia.
Cocina desde muy pequeña y ha hecho todo tipo de recetas.
Incluso hemos trabajado de forma más formal la lectroescritura y matemáticas a través de un aula virtual homologada en EEUU.
Y podría seguir llenando páginas enteras, porque me esfuerzo mucho, porque esto no es dejadez, es una decisión meditada que lleva mucho trabajo detrás. Hay un trabajo de observación para buscar el interés en cada momento, de búsqueda para poder tirar del hilo, de preparación y de ejecución y así durante 5 años. Y claro que tenemos temporadas en las que nos dejamos llevar y no hacemos tantas cosas, sólo hay que observar a Julia y saber qué necesita en ese momento. Pero dejad de juzgarme como si me quedase en casa porque fuese una inconsciente, precisamente es lo contrario, soy muy consciente de lo que el sistema educativo actual podría hacer con Julia. Estoy harta y estoy cansada de sentirme tan juzgada y sola. Así que hoy pienso gritar que estoy orgullosa de todo lo que hemos caminado estos 5 años y de como me he levantado cada vez que he acabado en el fango. De que ha sido muy duro a veces, por esa soledad a la que te expones si no estás dentro del sistema, pero que lo he conseguido, que soy una mujer muy fuerte y nada ha hecho que deje a un lado lo que creía era mejor para Julia en cada momento


La única manera de cambiar este mundo tan jodidamente podrido es dando la oportunidad a nuestros hijos de tener su propia vida y crecer como ellos necesiten crecer. Desde el amor y el respeto, y eso es lo que he estado haciendo.



2 comentarios:

  1. Carlita,qué bien te expresas ,y qué gusto me da leerte y entenderte.Tengo ganas de verte.No entiendo cómo la gente puede hacerte sentir mal con todo lo bonito que estás haciendo y viviendo con Julia.Tengo muchas ganas de conocerla.Tu tita Pilar.

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    1. Muchas gracias tía!!! Me encantaría que la conocieses :) :) un besazo enorme

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