jueves, 12 de abril de 2007

DE MILO MANARA A NABOKOV PASANDO POR ROMAN POLANSKI, SIN OLVIDARNOS DE TI.





El sueño de Lolita (primera parte):

Si esto fuera un sueño onírico invocaríamos a Morfeo, Dios griego del sueño, pero en este caso el sueño que nos ocupa es aquel sueño entendido como anhelo o ilusión que moviliza a una persona. Así que éste es el sueño del que sueña despierto, pues ésta es la historia del nacimiento de parte de mi esencia.
Hace ya algunos años se despertó en mí ese ser cotilla que todos llevamos dentro y que cada uno desarrolla según su objetivo, el mío era descubrir lo que se ocultaba en el estudio de mi padre, artista polifacético y amante de la cultura. Dicho estudio tenía una amplía mesa hecha con una simple tabla de madera que ocupaba gran parte de la habitación, todo estaba en perfecto desorden, lleno de libros de fotografía, pintura y artes varios. Entre todo ese caos cultural había una colección que se insinuaba como el tesoro de la cueva del arte, la colección de cómic de Tótem de mi padre y entre sus páginas el artista llamado a ser mi canon de belleza, el erótico Milo Manara. No podéis imaginar lo atrayentes que resultaban esas ilustraciones para la niña que fui. Cuando no estaban mis padres, o estaban dormidos, me colaba a ver los dibujos de esas bellas mujeres, perfectas y eróticas. Me atraía la idea de estar viendo algo prohibido (no porque me lo prohibieran, si no porque yo sabía que no era material para una niña) y a la vez sentía la necesidad de que mi cuerpo se desarrollase dando paso a esos cuerpos que Manara había creado para mí, quería ser una creación suya. Y así es como nació la primera parte del sueño de Lolita. Ésta está compuesta por la idea de que el cuerpo es un instrumento más a utilizar en la consecución de nuestros objetivos, lo que no tiene nada que ver con la prostitución de éste entendida como explotación sexual.
En este punto puede que parezca que la sexualidad ha sido una parte fundamental en el desarrollo de mi personalidad y efectivamente así es, pero no hay que confundirla con el sexo como acto efectivo en la consecución de placer, si no como desarrollo emocional y físico a todos los niveles. Para mi la sexualidad es una idea romántica, además de aquellas características que me definen como mujer. Pero el sexo como objetivo del amor o, más bien, como hermano de éste lo veréis al fin de esta historia. En ese momento comprenderéis que la idea romántica de la belleza, el amor y la sexualidad es parte de mi vida, pero también debería serlo de la vuestra, de la de todos...

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